Zemos, Enreda y Alameda: Sevilla

Ya estamos en Sevilla, capital de Andalucía, la 4ª ciudad más grande de España, 693 mil habitantes, detrás de Madrid, Barcelona y Valencia, y nuestra primera parada. Nos quedamos una semana, encontramos el Zemos98 colectivo «socio» en  el intercambio, derivamos por buena parte del Casco Antiguo, uno de los tres más antiguos y extensos de Europa, entrevistamos a Enreda, una cooperativa de soluciones tecnológicas activa desde hace más de 8 años en España. Un breve resumen de lo que hemos visto e hicimos a continuación.

Zemos98 es un colectivo de gestión cultural que se ha formado aún en la década de 1990. Eran en la época estudiantes de la facultad de comunicación de la Universidad de Sevilla cuando establecieron la idea de un festival, inicialmente de cortometrajes, que luego se profesionalizó, se volvió transdisciplinar, y por 17 años fue el principal evento del colectivo. Por el Festival Zemos98 pasaron muchas personas y temas de vanguardia en la cultura digital, del remix a la educación ampliada, de los commons a la televisión, de la inteligencia colectiva al Copylove (proceso de investigación sobre economía de los afectos, llevado como tema del festival de 2012 y que tuvo un tema un relato bien completo hecho por Luis Eduardo Tavares en el BaixaCultura). También salieron muchas publicaciones, y en todo ese, apoyado por financiamiento de la Junta de Andalucía (como el gobierno de la província, en Brasil) y otros mecanismos de fomento europeos, el Zemos98 ayudó a por Sevilla en el mapa de la cultura libre en España y en el país y el mundo.

Desde el año 2013, el colectivo salió del centro de la ciudad y firmó su sede en la calle Palma de Río, en el barrio de La Macarena, región obrera de Sevilla, a unos 30 minutos a pie del centro histórico y turístico. En el año 2015, se basó en  el barrio también algunos de sus proyectos, buscando la convivencia con la inmigración marroquí y boliviana en la región a través de iniciativas como Macarena Remedia, un espacio para el aprendizaje, la reflexión y la. Se ha asociado las tecnologías de la comunicación a la recuperación de la memoria viva del barrio en este y otros proyectos, una área que en el inglés se llama media literacy, alfabetización mediática. Visitamos la sede en la calle Palma del Río y allí conocemos el Zemos, en especial a partir de la entrevista con Gema Valencia, periodista que está en el colectivo hace cinco años y que fue quien nos ayudó en el pre-mapeo de más de 50 colectivos para el Enfrenta. En la entrevista en vídeo, Gema también contó un poco de los desafíos de sostenibilidad para quien trabaja con cultura en España.

Alameda de Hércules fue el lugar que más frecuentamos en la ciudad, mucho por estarmos alojados a dos cuadras de ella, en el hostel La Caja Habitada (que, por cierto, estaba teniendo durante los días que allí estuvimos un interesante encuentro de piezas cortas artísticas llamado Encuentros Concentrados). La historia de la Alameda comienza con la decisión de disecar el lecho de uno de los brazos del río Guadalquivir, que baña Sevilla, aún en 1574. Se construyeron algunas estatuas, fuentes, grandes filas de árboles y cuatro columnas romanas monumentales, que a lo largo de los siglos con innumerables transformaciones, hizo del espacio una avenida rodeada de bares, cafés y ferias al aire libre. En la década de 1980, era considerada «maldita» en la ciudad, frecuentada por usuarios de heroína, prostitutas, raperos / punk y otras tribus contraculturales de Sevilla. En los últimos 10 años, pasó por una serie de reformas urbanísticas que tenían como objetivo restringir el tráfico de vehículos, cambiar la tierra que cubría el suelo del lugar por piso de concreto, sacar la cerca que protegía las columnas e implantar más fuentes de agua. A partir de ahí, muchos dicen que la Alameda se ha gentrificado, con algunos espacios tradicionales de otrora cediendo espacio a nuevos más «modernos» y dirigidos a turistas.

Lo que pudimos observar en una semana allí fue un espacio público vibrante: a cualquier hora del día hay gente paseando por la Alameda. Por la mañana ya la tarde hay más niños, llevados por los padres para jugar en las fuentes o en los patios instalados por el ayuntamiento. Al mediodía, el olor de la comida de los restaurantes se destaca, con diversos bares de tapas (platos de comida pequeños y medios, para compartir) y sus clientes tomando las mesas alrededor de la Alameda. La noche entra un público más joven acompañado de sus «botellones», botellas baratas (1 y pocos euros) de cerveza vendidas por los mercados (muchos de chinos, como en toda Europa y parte de Latinoamérica) y bebidas en cantidad por grupos diversos que se extienden por los bancos, muros y donde más hay espacio para acomodar las bebidas. Es una región más «alternativa» de la ciudad, en la que no hemos visto tantos turistas como en algunas cuadras de allí, en la región central próxima a la Catedral, la Plaza Mayor, la Plaza de Toros.

En la Alameda hablamos con Pablo Martín, de Enreda, una cooperativa que produce tecnologías sociales con foco en la transformación social. Usan y difunden el software libre en todos los trabajos que realizan, tanto para gobiernos como para otras cooperativas, y desde 2008 ha desarrollado diversas plataformas y proyectos que buscan la transparencia, la libertad tecnológica y el cambio social. Uno de los trabajos más recientes e interesantes de ellos es el TIPI, una plataforma ciudadana de visualización de datos para conocer, de manera fácil, lo que el congreso español hace en su día a día. En el marco de los trabajos que la Enreda ya ha realizado y forma parte, una atención especial a proyectos de cooperativas y otras iniciativas que apuntan a algún tipo de «enfrentamiento del status quo», caso por ejemplo del Mercado Social de Sevilla, que justamente mapea iniciativas de producción, consumo e intercambios sostenibles en la ciudad.

En las entrevistas y en los videos que hicimos en estos días, buscamos retratar la ciudad para huir de la imagen del turismo tradicional que Sevilla más vende a quien viene aquí: historia, corridas de toros, flamenco. Una ciudad con más de mil años de existencia, con siglos de dominio bereber-marroquí, invasiones y conflictos católicos diversos en la Edad Media, tiene mucha historia para contar, así como las corridas de toros y el flamenco son partes importantes de la identidad andaluz. Pero vimos una ciudad con mucho más que eso en la semana que aquí quedamos.


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